Era Sherlock Holmes realmente tan inteligente y audaz como lo pintan sus libros? Es aquí donde reside la conclusión de mi breve y errática, si se me permite decirlo, investigación.

Expondré sólo algunos aspectos básicos para intentar explicar y justificar mis conclusiones, siempre teniendo en cuenta que no pretenden ser más que una adaptación de su historia y sin ánimo de faltar al respeto aún con el evidente peligro de no conseguirlo.

Sin potestad para indagar en cuestiones de la vida real me limitaré en éste artículo a discernir sobre un punto clave de las historias de Sherlock, el desarrollo de su método deductivo y el, en mi opinión, secreto que entraña éste método.

Creo que a Sherlock Homes se le tomaba el pelo de forma sistemática! Le decían que sí a todo. 

"Usted ha estado aquí y ha hecho esto". Y la respuesta era siempre afirmativa, y él siempre seguro de sus conclusiones...

De ahí se puede llegar a deducir que quien le respondía bien podía mentir al dar la razón a sus deducciones, y también que sufría por lo menos el defecto de estar demasiado seguro de si mismo.

Dicho esto, le queda a uno la duda de si él sabía que le estaban mintiendo "piadosamente", es más, dudo mucho también que una persona con su grado de inteligencia tuviera el constante descuido de explicar sus métodos, a no ser que fuera para entregarlos a su ciencia o porque se sabía lo suficientemente superior a sus adversarios como para no preocuparse por las consecuencias de tal descuido.

En el ámbito relacional, y ahí ya si con el peligro de meter la pata, se podría considerar a Sherlock Holmes ni un gran investigador ni un mentiroso, sino una persona querida por su entorno pero afectado por un problema de adicción al que se le permitía estar en su mundo siempre con la intención de que dejara de drogarse, pero sin la capacidad real, la de su entorno, para conseguirlo.

Un servidor, lector irregular y escritor aficionado, es consciente de que es complicado saber qué significan los personajes que se generan escribiendo literatura, y, amigos, es aquí donde reside la magia de éste arte oscuro y traicionero.

Habría que preguntar a Sir Arthur Conan Doyle sobre las consecuencias de éste texto, pero por suerte él no puede defenderse de tal diarrea mental.